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Cicloturismo en Francia

ser nómada

Viajar en bicicleta por Francia es una maravilla. Éste país está muy adaptado al cicloturismo con una gran cantidad de rutas amables para los amantes del cicloviaje.

Primeros días del viaje

Llegar a Francia era el primer objetivo, no había viajado en bicicleta antes y no soy ciclista, así que no sabía cuánto me iban a costar los primeros días. Pero la verdad que fue menos duro de lo que esperaba. Salí desde Barcelona (España) y 3 días después me plantaba en la frontera con Francia. La ruta elegida fue Barcelona, Girona, Figueres y cruzaba a Francia por La Junquera.

En la frontera no me pidieron absolutamente nada, simplemente tráfico fluido, no paraban ni a los coches. Y me dirijo hacia Perpignan para acercarme de nuevo a la costa. La primera cosa que me gusta de Francia es que en muchos tramos hay carriles para bicicletas en muy buen estado, grandes y tranquilos. Así que poco a poco voy avanzando, es un terreno fácil, plano, agradable. Sigo cruzando pueblecitos con mucho encanto, algunas ciudades como Narbona y Besiers, acercándome a Montpellier.

También coincidí con Ángela, la primera persona viajando con alforjas que me encuentro en el camino. Ella viaja desde Alemania hasta Marruecos sola en bicicleta, la verdad que me hizo ilusión cuando de repente al final del camino veo otra persona con alforjas, era una zona bastante deshabitada, lo último que me esperaba era encontrarme con una cicloviajera. Desafortunadamente vamos en direcciones contrarias, así que charlamos unos 40 minutos y seguimos camino cada uno por su lado.

La primera parada

En Montpellier quiero hacer la primera parada de unos cuantos días, honestamente no viajo para ir a muchos lugares en poco tiempo, viajo sin prisas y me gusta también pararme en ciudades y hacer Couchsurfing para conocer a gente.

A solo 80 kilómetros de esta ciudad cae una tormenta que me deja totalmente mojado. He pedaleado unos 10 kilómetros bajo la lluvia pero aún soy muy novato en ésto, y decido coger un tren para llegar a Montpellier ya que se vienen 4 o 5 días de tormenta, y me han aceptado en Couchsurfing. Así que para llegar a la ciudad el mismo día y no tener que acampar y pedalear con tormenta, cojo un tren que en 1 hora me deja en Montpellier.

Lea es la persona que me hospeda en su casa, pasamos unos días estupendos descubriendo la ciudad, conociendo a sus amigos, saliendo por ahí. Couchsurfing es más que quedarse en una casa gratis, es aprender a compartir a cambio de nada.

Yo había pedido para quedarme 2 o 3 días y al final me quedé 6 creo, y eso mismo es la magia de viajar sin planes. Ser capaz de decidir según lo que vayas sintiendo en cada momento.

Francia de cuento

Después de este pequeño break, ya tenía ganas de continuar dirección Italia, ya la veía cerca. Me apetecía meterme por las montañas, así que me alejé de la costa para dirigirme hacia los Alpes. Pero no tenía ni idea de que me iba a encontrar por el camino y me llevé una muy grata sorpresa.

Nimes, Avignon, el parque natural de Luberon y en general la zona de Aix-en-provence creo que es una de las mejores zonas para hacer cicloturismo en Francia. Hay carril bici en la mayor parte del camino y el paisaje es espectacular. Muchos viñedos, casas de piedras con enredaderas y prados van apareciendo y me deleitan con su paz y color. Pueblos de postal y gente muy amable hacen perfecto mi paso por Francia.

Una anécdota interesante es el día que acabé durmiendo en una cueva perdida en un bosque. Yo iba tan tranquilo por una pequeña carretera, el sol está cayendo, pero no me preocupa porque veo muchas zonas en las que poner la tienda. Voy pedaleando y llego a una zona en la que puedo meterme fácilmente con la bici hacia el bosque. Cuando me paro, escucho de lejos unos tambores.

Justo en ese momento, sale un hombre del bosque con la cara pintada que se iba a buscar algo al coche. Le pregunto a ver qué tal para acampar por aquí, y también de dónde sale esa música. Me dice que están celebrando un cumpleaños y me invita a ir con ellos.

No sabía que esperar, pero no podía ser mejor. Nos metemos hacia el bosque, y veo un grupo de unas 15 personas, con niños. Haciendo un círculo y realizando una especie de ritual con plantas. Después fuimos a una cueva que estaba al lado y hicieron una gran hoguera. Me invitaron a comer y a beber con ellos, tocamos música alrededor del fuego y acampamos ahí.

En la noche no hice ninguna fotografía, solo me preocupé de disfrutar del momento. Para mí fue mágico y de alguna manera para mí era una señal de que estaba por el buen camino. Experiencias así son las que deseo que me pasen, días que crees que vas a acampar solo y acabas pasando toda la noche en una cueva alrededor del fuego. Por la mañana hice algunas fotografías, el lugar era hermoso y más con almas tan interesantes.

En los alpes

Dejando atrás los viñedos y el otoño me dirijo hacia Gap, desde donde voy a encarar la frontera de Italia. El invierno llegó de golpe, estamos en noviembre y la diferencia de temperatura es muy notable en las montañas.

Pero antes de dejar Francia, me esperaba una última cosa muy especial. Y ahí va, otra anécdota.

Dirección Briançon pasando por el Le Sauze-du-Lac el desnivel positivo se hace duro. El frío no ayuda y sobre todo la lluvia es mi peor enemiga. El frío no es un gran problema, pero si llueve y te mojas, el frío es un muy gran problema. Y eso pasó, al dejar Gap hacía un día soleado y despejado, pero el día siguiente empezó a nevar y a llover, aunque intentara evitarlo, acabé empapado.

Se acerca la noche, de cada vez hace más frío y estoy mojado. Llego a un pueblecito llamado Chasteurós y me paro al único bar del pueblo a ver si saben de algún refugio para poner la tienda. El camarero fue muy amable conmigo, me invitó a un café y estaba pensando a ver dónde podría acampar.

De repente una pareja que había al lado le dicen algo al camarero, resulta que me invitaban a su casa a pasar la noche. Lo que iba a ser una noche se convirtieron en cuatro porque Thomas decidió enseñarme a forjar, y me hice mi propio cuchillo. Estoy muy agradecido a Lucy y a Thomas que me abrieron su casa y su corazón sin conocerme de nada.

Y con las energías renovadas de nuevo, ahora sí, toca hacer la última etapa en Francia. Hasta Briançon es fácil, no hay mucho desnivel pero los últimos kilómetros hasta llegar a Italia, se hicieron duros la verdad. Pero ahí estamos, llegando a la segunda frontera en bicicleta.

Algunos datos para hacer cicloturismo en Francia

¿Es caro viajar en bicicleta por Francia?

Francia no es un país barato, tiene la fama de ser uno de los más caros de Europa, pero en realidad se pueden encontrar buenos precios. Los supermercados tienen los precios parecidos a los de España y en lo que más diferencia hay es en los bares. Yo suelo cocinar así que no como en restaurantes, pero uno de los lujos que me gusta es el café bueno, y más in invierno. Así que podríamos decir que en lo que más gastaba en Francia era en cafés, que cuesta alrededor de 2/3 €. Por lo demás, fruta, verdura y pan tiene precios accesibles.

¿Es fácil encontrar sitio para acampar?

Acampar en Francia no está permitido, pero sí que hay mucha cultura de caravanas y de campers. A mí no me gustan los campings, ya que prefiero acampar en el bosque o en el campo gratis. Si te gustan los campings, Francia está lleno de ellos, y algunos cicloviajeros se cuelan en ellos por la noche, ya que muchos están abiertos. En la zona que yo estuve viajando no tuve ningún problema para acampar libremente.

Ruta cicloturismo Francia

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