La primera impresión de Kenya

Para empezar a mochilear por África, después de un mes de voluntariado en Uganda, cogía un autobús desde Jinja hasta Kisumu. En el trayecto de unos 220 kilómetros cruzábamos lo frontera en Busia entre Uganda y Kenya. En África del este el autobús conecta prácticamente todo, para distancias largas serán autobuses más grandes normalmente y para distancias más cortas buses pequeños repletos de gente.

En la Jinja Clock Tower en Jinja, se encuentra la parada y todas las agencias en las que puedes comprar un ticket de bus. En general todas tienen los mismos precios, pero te recomiendo que preguntes en diferentes agencias por si hay alguna que quiere jugártela. También te recomiendo que no compres los tickets a gente de fuera, ya que te encarecen los precios.

Después de unas horas, llegamos a Busia, el puesto fronterizo que tenemos que cruzar. Para ello bajamos del autobús antes de la frontera, y vamos a las oficinas para que nos permitan entrar a Kenya. Ya con el sello en el pasaporte, el autobús espera en el otro lado de la frontera para seguir camino hacia Kisumu.

En Kisumu yo había encontrado un Couchsurfing en el que me podían hospedar. Era una familia India, me recibieron con una impresionante comida y fueron muy hospitalarios. Estuve varios días durmiendo en el salón de su casa y así pude caminar y descubrir la primera ciudad de Kenya que me encontraba.

Kisumu y en general las ciudades de África no tienen demasiado que ver, para decirlo de alguna manera. A mí me gusta viajar a ellas para ver otras realidades. Y las realidades a veces son duras.

Aunque pude observar que en general las infraestructuras se ven mejor que Uganda, no tardé en darme cuenta que había un gran problema de niños sin techo que mostraba grandes contrastes al caminar por la ciudad.

También conocí a algunas personas de alrededor de la casa donde me estaba quedando, que me mostraron un poco más la Kenya real pobre. Hay muchas zonas a los alrededores y dentro de las ciudades en que la gente vive en casitas de madera y chapa. Básicamente serían los suburbios, y es donde vive la mayoría de población en Kenya.

Kevin es uno de los cientos de chicos que viven en las calles de Kisumu, me estuvo contando que sus padres lo dejaron en la calle con su hermano cuando tenía unos 5 años. No ha ido a la escuela ya que en Kenya no es obligatorio y se busca la vida en las calles como puede.

Viven en grupo, es común verlos con una botellita que suele contener pegamento para esnifar. Las drogas parece ser una salida común en estos niños totalmente desamparados. Es un gran problema en Kenya en general, se estima que hay más de 300 mil niños sin hogar en el país.

Después de unos días en Kisumu, seguía dirección este para llegar hasta la costa. En el camino me acerco mucho al Serenghetti y he conseguido algo que nunca había imaginado.

Buscando Couchsurfings cerca de Narok, la ciudad más grande de la zona Masaai, encontré a Freddy, un hombre que es proveniente de un pequeño establecimiento Masaai a un rato tierra adentro desde Narok.

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