El Kurdistán Iraquí poco a poco se va abriendo popularidad entre los viajeros, ya que es un lugar con mucha magia y muy buena gente. Yo la verdad que acabé ahí por mera ”casualidad”. Durante mi vuelta al mundo en bicicleta el plan era pasar de Turquía a Irán y así ir avanzando hacia el este.

Pero como sabéis los que me seguís (y para los que no, os lo cuento) cuando estaba en Grecia empezó el cierre de fronteras por el Covid. Ahí estuve 3 meses de cuarentena esperando para continuar, con la suerte de que después del encierro, Turquía abrió sus fronteras relativamente pronto así que pude continuar.

Cuando estaba por el centro de Turquía, exactamente en Konya, conocí a un mochilero que me dijo que se iba hacia el Kurdistán Iraquí. Yo ni me lo había planteado, pero tampoco sabía qué hacer ya que todos los otros países fronterizos con Turquía seguían cerrados.

Así que continué hacia el este sin saber muy bien qué podría hacer, pero la idea de ir al norte de Iraq se iba haciendo más real. Honestamente sabía muy poco de ésta zona, y leyendo en internet algunos artículos de otros viajeros me resultó muy interesante y tenía mucha curiosidad por viajarlo en bicicleta.

Llegar al Kurdistán Iraquí

Para llegar al Kurdistán Iraquí yo crucé por tierra desde Turquía por el punto fronterizo Ibrahim Khalil. Siendo español sabía que podía conseguir la Visa en la frontera así que allá que iba. Honestamente estaba un poco nervioso y emocionado de entrar en Iraq. Aunque el Kurdistán es una región semiautónoma y muy distinta del resto de Iraq, no tenía ni idea de cómo sería ni a qué retos me afrontaría.

En la frontera no me pusieron ningún problema y fué fácil y fluído. No me miraron nada de la bicicleta, simplemente como en la mayoría de fronteras, fui a la oficina y entregué mi pasaporte. Siendo Español te dan 30 días de Visa de turista gratis para la región del Kurdistán.

Es importante recalcar que la Visa es solamente para la región Kurda ya que para Iraq sí que necesitas visado y si no voy mal encaminado tienes que pagar. Pero para el Kurdistán me dieron 30 días de visita gratuitos.

El proceso fue fluído pero lento, y se me había hecho de noche cuando tenía la visa. Menos mal que la siguiente ciudad (Zakho) estaba a solo 10 kilómetros, aunque pedalear de noche, cuando acabas de entrar a un país que no conoces y en una carretera con tráfico, no es algo que me guste jaja.

Pero llegué a Zakho y le pregunté a unos jóvenes que trabajaban en un bar si conocían un hotel barato o algo así. Me dijeron que no había, que eran hoteler carillos. Y que podía acampar donde quisiera, que era seguro. Pero luego me acompañaron como a un parque cerrado donde vivía una familia y ahí puse la tienda. Lo tenéis éste episodio:

Es seguro viajar al Kurdistán Iraquí

A la mañana siguiente sigo por la carretera del norte entre montañas y me vuelve a caer la noche en la carretera justo antes de llegar a Batifa, donde conozco a un policía que me invita a quedarme a dormir a su casa. Desde batifa sigo hacia Amedi, pero de camino me encuentro con éstos simpáticos militares de la Peshmarga y paso un buen rato con ellos.

Cuanto más al este voy, más bonito y verde se va poniendo el paisaje. Pasando por pueblecitos, observando la vida y dejándome llevar. Así es que llego a Sheladiz, donde al final estaría más de una semana.

En éste pueblo pasando unos chicos me dicen ven ven a tomar un té con nosotros, se me estaba haciendo tarde y yo en plan, es que tengo que irme, tengo que salir de la ciudad para dormir por ahí.

Pero al momento me invitan a quedarme en su casa mostrando su gran hospitalidad kurda. Así es que me quedo dos días en su casa, y un día paseando por el mercado conozco a otro chico. Kayas habla super bien inglés y después de un rato charlando me dice que por favor me quede en su casa unos días.

Hospitalidad Kurda

Me dice que sería un gran placer y honor que estuviera con su familia y que conociera más la vida en el kurdistán. Y eso hice, y wow. Qué familia, llevo a todos los que me ayudaron en el corazón, pero esta familia sin duda es de las más especiales.

Al final me acabo quedando 5 días con ellos, y al poder hablar inglés con Kayas, podemos comunicarnos perfectamente y contarnos nuestras vidas mútuas. Viajar para mí es esto, es estar inmerso en realidades para conocer de primera mano situaciones diferentes a la tuya.

Al tener solo 30 días de visado tampoco puedo quedarme mucho tiempo ya que, la pandemia también me obligaba a planear un poco mis próximos pasos. Irán estaba cerrado así que sabía que tenía que volver a Turquía. Así que sin prisa pero sin calma tengo que despedirme de ésta familia kurda que tanto me dió.

Después de estar en Sheladiz más de una semana, toca continuar mi camino hacia el este. Pasando por Barzan y Az Zibar, voy a Zoragvan, donde cerca he visto que hay como unas piscinas naturales en un río que tiene muy buena pinta para acampar.

Un buen final

Los últimos días en el Kurdistán Iraquí fueron un poco caóticos. Había visto por internet unas impresionante montañas muy al este, y podían ser una buena despedida de éste hermoso país. Pasando por Soran, donde pude dejar parte de mi equipaje en casa de un hombre de Couchsurfing, me dirijo a Choman.

Éste sitio tan espectacular es Gome Fellawe, un pequeño lago entre montañas donde acampé. La subida es dura pero valió la pena para poder despertarme en éste mágico lugar. Después tocaba ir a Erbil, la capital del Kurdistán Irquí para ver cómo podía salir del país ya que se me estaba terminando la Visa.

Desde Erbil la única opción que tenía era coger un autobús hacia Turquía. Yo quería continuar con el viaje, pero en Turquía me quedaban muy pocos días de visado también. Una opción era o volver a Europa (lo que no me apetecía) o intentar entrar en Georgia. Y eso intenté, pero no funcionó.

Fotografías de mi ruta por Kurdistán Iraquí