Con el voluntariado en Uganda iniciaba mi viaje de mochilero por África del este hasta Sudáfrica. Quería viajar por África de manera independiente y me pareció que una buena manera de empezar era colaborando en algún proyecto local, así que en Workaway encontré un pequeño orfanato escuela al que me ofrecí para colaborar y allá que iba.
Estaba en Bujagali, un pequeño pueblo de Uganda cerca de Jinja. Yo iba sin billete de vuelta, con la idea de estar alrededor de un mes en el orfanato y luego empezar a viajar por África así como pudiera. Aquí empezaba mi aventura en África, realizando un voluntariado en Uganda con el que empezar a entender al viejo continente.
Los primeros días de voluntariado en Uganda
Era mi primera experiencia de voluntariado, y también el primer viaje largo en solitario. Pero no estaba muy nervioso la verdad, soy bastante tranquilo. Aunque claro,-emocionado y con muchas ganas de vivir esas experiencias.
El vuelo era desde Barcelona a Kampala (Capital de Uganda) con escala en El Cairo (Egipto), todo bien, pero al llegar a Kampala, mi mochila no aparecía por la cinta. Y esperé, hasta que dejaron de salir mochilas y la mía no había salido. Como dije, soy tranquilo, así que el pánico no me posee en situaciones así.
Tengo que decir que eran como las 4 de la mañana, un aeropuerto pequeño, afuera todo oscuro, poca gente. Pero había unas personas de Información, y me dijeron que apuntara los datos de la mochila en un papel y que fuera a buscarla cuando llegara. Que no podían hacer nada más. Y yo pues intentando hacerles comprender que ahí tengo todo, que acabo de llegar a Uganda y me dirijo a un pueblo que está a 7 horas del aeropuerto conduciendo.
Nunca reservo nada con antelación, pero en ese caso hice bien que había reservado un ”taxista” para ir del aeropuerto al voluntariado, y él me dió una solución. Me dijo que me la traería al pueblo cuando llegara al aeropuerto. Y para resumirlo, después de una semana tuve la mochila 😀
Pero esta historia a parte, los primeros días me acomodé a lo que sería mi casa por un tiempo. Era una casa de voluntarios que se encontraba a 10 minutos caminando de la escuela y a 15 minutos del orfanato. Entre pura vegetación, y algunos vecinos muy simpáticos. La vida corría más despacio, el tiempo se dilataba.
Qué hacía durante el voluntariado
Mis tareas eran muy flexibles y me gustó mucho la libertad que nos daban a los voluntarios a la hora de colaborar. La cuestión es que ayudes en lo que puedas, por eso estás ahí. Aportar tu granito de arena a hacer algunas vidas mejores. En esta horfanato escuela, llamada Esubi puesta en marcha por algunas mujeres de la zona. Da un cobijo a unos niños que no tendrían oportunidades.
En las zonas rurales de África siempre hay trabajo, ayudábamos a ir a buscar el agua, a repartir la comida entre los niños, a jugar con ellos, algunos daban clases en la escuela, otros construían la puerta del baño por ejemplo, y yo a veces grababa para un vídeo que quería hacer para la web de Esubi, para que así otras personas se animen a ir a echar una mano. Así que nuestras tareas durante el voluntariado podían ser muy diversas. Cada uno debe encontrar lo mejor que pueda ofrecer.
También disponíamos de mucho tiempo libre que yo aprovechaba para caminar y explorar mucho por el pueblo, o también podíamos pillar un boda boda, que por 1€ y pico te llevaba a Jinja, por ejemplo si querías ir al supermercado.
